El bombo de San Isidro, se va llenando.
Por lo visto, mas que un reto, se está convirtiendo en un sanatorio para toreros con circunstancias complejas.
Pienso que la genialidad de D. Simón, no era tal, pero si al final da beneficios, se habrá cumplido el auténtico fin.
Por un lado me complace que en estos casos se acabe la exigencia del torero respecto al toro, lo que puede dar lugar a que si el método se va imponiendo, aparezcan otros hierros de más enjundia.
Me queda la duda de que si en lugar de los hierros anunciados o entre ellos aparecieran Reguhelga, Moreno Silva, Miura Santa Coloma. ¿Se llenaría el bombo con la misma aparente celeridad y nombres?
En la Tauromaquia todo puede ocurrir y si esto ayuda a salir del ostracismo a toreros de pocas o ninguna tarde, sea bien venido para bien de todos.
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