10/05/2023, Madrid. Las Ventas. Primera corrida. Lleno. Toros de La Quinta, descastados, de poca presencia.
El Juli, de gris plomo y oro. Pinchazo hondo y descabello, saludos. Estocada trasera y caída, silencio.
Roca Rey, de rosa y plata. Pinchazo y bajonazo, silencio. Pinchazo y estocada delantera y caída, silencio
Alejandro Alarcón, de blanco y oro. Media estocada tendida y trasera, saludos. Estocada corta y desprendida y dos descabellos. Un aviso, palmas.
No es buen presagio el comienzo del ferial Isidril. Un cartel con la alternativa para que los figurones no pasen el trago de abrir plaza y se estrellan con un infumable encierro de los Santa Coloma de La Quinta que no había por donde cogerlo y si el peso del festejo, debería recaer en los avezados figurones, lo único vistoso fueron unos naturales del que se doctoraba.
Y pasó la tarde en dos horas justas, agradecer a los rutilantes que no se ensañaran con el graderío alargando las faenas, y tomaron las de villadiego, sin ningún pudor. Julián, con ese torero de antaño desabrido en las distancias alargadas y el peruano olvidando las emociones que en otras ocasiones le hicieron subir la estima y no la calidad.
Me cuesta irme con este vacío, de ahí que debo recordar la brega y el pareo de Chacón. Profesional donde los halla.
Fueron a cumplir el trámite, a que luego no digan que solo se enfrentan al toro de Domecq, y salió el festejo como salió.
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