Llamémoslo falta, pereza, o desunión, pero es desalentador ver la escasa asistencia a la convocatoria que inundó las redes, con motivo del desahucio de la Escuela Marcial Lalanda de las instalaciones de la venta del Batán.
Fuimos apenas unos cientos, los que no reunimos, a la espera de la presencia de los encargados de llevar a cabo la expoliación de alumnos y profesores. Esto da verdadera dimensión de la cohesión del grupo de taurinos que intentamos defender nuestros derechos.
Si en la pasada feria de San Isidro, fueron más de medio millón a sentarse en los tendidos, ¿Dónde estaban ayer?.
Ayer, cuando hay que dar la cara, apenas cuatrocientos pasamos la mañana en la Venta del Batán, en cordial armonía y hablando de toros.
Veo con envidia, la reacción de otros colectivos profesionales, actores, cirquenses etc que defienden sus derechos con una unión compacta y solidaría.
Esto no reza entre los de la Tauromaquia, aquí cada uno va por su cuenta y priman los intereses por encima de la unión.
Es sin duda, la Tauromaquia, un de los colectivos que sufre más ataques, políticos ignorantes, animalistas mentirosos, populistas antisistema, incluso colectivos de la propia Tauromaquia, están empeñados en su destrucción.
Dicho esto y a tenor del anunciado desahucio, todo quedó en una preciosa mañana tomando el Sol, porque allí no apareció nadie a desahuciar a nadie. Lo que no quiere decir que no se produzca el susodicho, a horas menos concurridas o con nocturnidad, porque la alevosía ya lo tenía de antemano.
No vale la pena, verter mas tinta hablando del Ayuntamiento. El consistorio o sus protegidos, tienen en mente cambiar alumnos por perros. Es decir, que proyectan ocupar las instalaciones como una perrera que recoja animales abandonados.
Y yo me pregunto ¿El abandonar a los alumnos no se merece una consideración igual o mayor que los perros? ¿El resto de instalaciones no serán okupadas........ por indigentes amigos de Carmena?.
Ahora, quedamos a la espera de que el desahucio se produzca cualquier día a cualquier hora y sin previo aviso, que se pierdan unas instalaciones patrimonio de la tauromaquia, aunque estén ubicadas en terrenos municipales.
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