Al poco de abrir sus puertas a la nueva temporada y con los carteles de San Isidro en la calle, quedan pocas reflexiones que hacer. Si se nos proponen dos carteles interesantes de inicio, Domingo de Ramos y Resurrección, la feria en ciernes sigue siendo una oferta precaria y poco imaginativa por parte de la empresa.
Falta remate en los carteles, hay ausencias imperdonables, como la de Frascuelo engañado vilmente en el 2014 por Taurodelta, vuelven las figuras dos y tres tardes con sus toritos bajo el brazo, juntitos y sin pisarse la manguera, toreros de dos tardes sin mérito alguno para el doblete.
Se vuelve a obviar un año más, encastes del agrado de Madrid, Santa Coloma, Conde de la Corte, Cebada Gago, Moreno Silva, y vuelven las ganaderías de siempre a pesar de los petardazos
En definitiva un ferial largo, con poca imaginación, inmovilista, ajustado a las exigencias de los figurones.
¿Donde está la declaración de intenciones de la Venta de Antequera, o la del Congreso? Aquí no hay nadie que quiera cambiar esto. Se defenestra la feria de Sevilla y todos arremeten contra los cuñaos, que tendrán su culpa no digo que no, ¿Pero y los toreros-figuras, son tan víctimas? ¿No son ellos los que alteran el sistema con sus exageradas exigencias? ¿Se van a ir de rositas enarbolando una dignidad que pisotean en la oscuridad mistificando la verdad y la integridad del toro?.
Una vez más Madrid soportará una feria larga, sin interés para el aficionado, mistificada por las exigencias de los toreros-figuras y que engañará al aficionado paganini. Pero a pesar de todo nos sentaremos en el tendido porque la afición nos puede.
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