En las puertas de las dos feria más importantes del mundo, con el saco lleno de dudas, tendría huevos que el de Sevilla, lo salvaran Espartaco, Ponce, Paquirri y Manzanares.
Muy poca imaginación demuestran los cuñaos en confeccionar una feria que de al traste con las exigencias de los señoritos y piden ayuda a su amigo Toño Matilla, con la Iglesia hemos topado amigo Sancho y con las maniobras del FIT. A todo esto añadimos la interesante figura de el de La Puebla como comercial del magnate Alberto Bailleres, realizando las ya conocidas gestiones frente a el Alcalde sevillano y ante Telefónica para comprar C+.
Todo son especulaciones, unos dicen y otros digo y entre dimes y diretes nada queda claro salvo como dice Zabala de la Serna en el diario El Mundo. Les ha pasado por encima una manada de búfalos en estampida dejando un rastro de mierda indescifrable, que huele muy mal.
Pero el FIT, tiene una alargada sombra y uno de sus mentores forma parte del conjuro madrileño. Simón Casa, este francés de intereses españolizados forma parte junto a Coutiño del contubernio llamado FIT con un interés inusitado de monopolizar la Fiesta con los dineros de mexicano.
¿Temblaremos los aficionados madrileños sin motivo? ¿O nos sobran motivos para temblar? Lo que está claro es que si esto no cambia, la alargada sombra tarde o temprano nos llegará.
Los carteles de los dos primeros festejos de la temporada madrileña, tienen peso y atractivo, pero a la vista de lo filtrado, del plantel de figuras y Juan Pedros, me temo que serán un espejismo pasajero que se diluirá en el largo ferial para dar paso al tedio y al desinterés de la afición.
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