UNA VEZ HUBO TOROS
¿QUIEN NOS ENGAÑA?
Aunque cueste recordarlo, no hace mucho tiempo hubo toros. Ganaderos que no
conocían la ingeniería genética y procuraban mejorar sus productos a base de
cruzar sangres, daban con la piedra filosofal de conseguir el toro soñado, unos
apostaban por la nobleza, otros por la exigencia, otros por la bravura
encastada y hasta los había con morbo
Pero generalmente se buscaba esa bravura noble que
en la actualidad se ha convertido en tontuna. Sí, hoy el toro premiado es el
tonto.Aunque cueste recordarlo, no hace mucho tiempo hubo toros. Ganaderos que no conocían la ingeniería genética y procuraban mejorar sus productos a base de cruzar sangres, daban con la piedra filosofal de conseguir el toro soñado, unos apostaban por la nobleza, otros por la exigencia, otros por la bravura encastada y hasta los había con morbo.
Pero generalmente se buscaba esa bravura noble que
en la actualidad se ha convertido en tontuna. Sí, hoy el toro premiado es el
tonto.
En
la primera mitad del siglo XVIII, fundó esta vacada Luis Antonio Cabrera Ponce
de León y Luna, vecino de Utrera (Sevilla), con reses al parecer procedentes de
los frailes cartujos de Jerez, de los dominicos de Sevilla y/o de cualquier
otra comunidad religiosa de las que entonces poseían puntas de ganado
procedente de los diezmos, y que seguramente era descendiente de esas reses
que, en grandes rebaños, pastaban libremente en los campos de Tarifa. Con
posterioridad vino a formar parte del legendario encaste de Miura, junto a
reses de Francisco Gallardo y José Arias de Saavedra.
A mediados del siglo
XVIII, Gregorio Vázquez, de Utrera
(Sevilla), formó esta ganadería, con reses de ignoto origen, a las que se
añadieron otras de Cabrera y
de Bécquer. Su hijo Vicente José heredó la vacada en 1.778 y, tras innumerables
vicisitudes, logró aumentar la misma con reses del Conde de Vistahermosa.
Gracias a ello y a la esmerada selección que practicó en la tienta, Vicente
José Vázquez logró crear una casta de toros muy bien armados, de variadísimas
capas, preciosos de lámina, cortos de patas y anchos. Fuertes, muy poderosos y
bravos en el primer tercio, en seguida gozaron de la predilección de los
públicos y toreros.
Ganaderos como el Marqués de Villamarta, que formó
su vacada con reses de Murube, Urcola, Medina Garvey y sementales de Parledé,
añadiendo con posterioridad reses del Conde de Santa Coloma y Conde de la
Corte. Así, en conjunto, la ganadería creada por el Marqués
de Villamarta aunaba cuatro de los principales encastes derivados de la casta Vistahermosa, los de Murube, Parladé, Santa
Coloma y Urcola, mientras que la parte de la vacada derivada de Medina Garvey
aportaba un cruce con Casta Vazqueña, que contribuyó fundamentalmente a dotar
al cruce de un mayor tamaño y que también es la responsable de las pintas
berrendas, cárdenas claras, salpicadas y ensabanadas, que ocasionalmente lucen
los ejemplares de este origen. Ya en poder de los herederos del Marqués de
Villamarta la ganadería se fue dividiendo y los principales lotes quedaron en
poder de Carlos Núñez, Clemente Tassara, ya desaparecida y Salvador Guardiola.
Estos breves ejemplos, ponen
de manifiesto que la adaptación del toro bravo a las exigencias, data de
tiempos ancestrales y siempre se han realizado, con la mezcla de sangres.
Dice D. Javier Cañón.
Profesor de la Facultad de Veterinaria de la Univ. Complutense de Madrid. Existe
un matiz fundamental a diferencia de otras razas en cuanto a la pérdida de una
ganadería brava, supone un terrible descalabro en la cabaña porque se renuncia
a un encaste entero, restando variedad genética que es de vital importancia
preservar.
¿Por qué el empeño de
empresas y toreros por el monoencaste bodeguero? Un altísimo porcentaje de las
reses lidiadas en España en una temporada, pertenecen a este encaste. Son
muchas las figuras que ciñen sus actuaciones en exclusiva a este encaste.
También son muchos los
ganaderos que con el afán de entrar en el mercado fuerte, han eliminado otras
sangres de sus fincas y han adoptado este encaste para lucir sus hierros en más
plazas.
¿Dónde pretendemos llegar?
La afición no queremos la exclusividad del monoencaste, queremos disfrutar de
la diversidad de la cabaña, con todas sus consecuencias, queremos toros con
diversos comportamientos y toreros con poder para dominarlos.
Finalizas las dos ferias más
importantes del mundo, han quedado patentes, manipulaciones, contubernios entre
apoderados ganaderos y empresas. En definitiva el fraude ganadero al que se ha
sometido a los aficionados paganinis que nos sentamos en los tendidos.