Valorar un encierro bravo y encastado en los tiempos que corren, debería ser empresa fácil a la vez que sorprendente. Pero se ha de ser objetivo y primar la valoración, por encima de los intereses del que valora.
Carolina y Juan Luis, lucieron el hierro de su madre. Gran novillada de María Cascón, con variedad de comportamientos, pero dentro de la casta y la bravura. Deslucido y queriéndose marchar el primero, acabó metiendo la cara en la muleta, ese fue el único borrón del encierro. Para contrarrestar, un cuarto con un pitón izquierdo de lujo que se fue sin torear. Todos pelearon en varas. Aplaudidos cuatro en el arrastre.
En la pasada temporada, no se ha visto encierro que cumpliera más con la ortodoxia, que el que trajo la ganadera salmantina y así se ha reconocido en gran parte de la afición.
Los novilleros encartelados, estuvieron muy por debajo de los novillos, a tal punto que dos de ellos fueron al hule, derrotados por los novillos y el que quedó en pié, pasó un quinario que recordará siempre. Lastima que los novillos se fueran al desolladero con las orejas.
No es correcto, viendo lo visto, dejar en el umbral de un merecido premio, por el escaso bagaje del 3%, teniendo en cuenta la dificultad de cualquier ganadero, para componer tan excepcional encierro.
No nos ha gustado amigo Roberto. Si le habéis dado máximo valor al encierro de María Cascón, que no halláis apurado ese 3%, tan fácil de manejar en los tiempos que corren, para premiar el buen trabajo que los hermanos Fraile realizan con los dos hierros que pastan en su finca.
