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domingo, 31 de julio de 2022

POEMARIO DE SANGRE Y GLORTA

 

POEMARIO DE SANGRE Y GLORIA

 

EL CAMPO

 

 

ASÍ NACE UN TORO BRAVO

 

Busca la vaca, lecho oculto,

sitio apartado,

paridera, lugar de vida,

acomodado rincón.

Vida a la muerte segura,

cumplida emoción,

becerro negro,

que ocupó su vientre fecundado.

Como perla negra brilla,

el retoño en mar de pasto,

protectora madre, 

limpia y oculta sus temblores.

Momento de vida perpetrado,

del amanecer albores,

resonando en silenciosa sierra,

en abrupto terreno vasto.

Cambian sonidos serranos,

busca el becerro a la madre,

muge para demandar favores,

ofrece la vaca sus bienes,

Siente el morucho a su madre,

entre las ancas sus sienes

crece casta y sangre brava,

para morir o ser padre

Mide el novillo sus fuerzas,

su bravura y su coraje,

resuenan golpes de astas,

en los silencios serranos.

Riñas, fuerzas perdidas,

de la pelea entre hermanos

figura de vencedor,

que doblegó, resaltó linaje.

Casta nobleza y fuerza,

en tu corazón blandiste.

Entrega coraje y bravura,

te perdonaron la vida.

Justa desigual viviste,

para encontrar la salida

 

 

 

 

El TORO

Principal 

 

Pace tranquilo en la dehesa,

de su perfección creada,

guarda para sí su fuerza,

su bravura y su mirada.

Esculpe su diosa figura,

bajo la luz de la luna,

estrellas, astros y soles,

le admiran desde la altura.

Injusto fin que te espera,

en la dolorosa lucha,

morir luchando es de nobles,

incluso en desigual justa.

Infiérete heridas la lucha,

para doblegar tu fuero,

sangre brava aflora en ti,

quedando en la arena sello.

Solo luchan los valientes,

los cobardes mueren lejos,

en tan peculiar batalla,

no caben niños ni viejos.

Lucha brega sin descanso,

infiere herida mortal,

que tu oponente te sienta

y vea la muerte fatal.

Acabe aquí este calvario,

de lucha tan desigual,

muy digno oponente has sido,

hasta llegar al final.

Reclamen para ti un premio,

por tu esmerada pelea,

quede escrita y divulgada,

para que el mundo la vea.

Aquí murió un toro bravo,

de casta y noble igualdad,

lleven su cuerpo las mulas,

y al cielo su dignidad


LA PLAZA

 

EL ARENERO

Rastrillo reparador,

compacta y extiende albero,

con arte de matador,

lo maneja el arenero.

Compañero de festejo,

me gusta tenerte cerca

detrás del rodete estás,

por si la muerte me acecha.

Tu gorrilla salvadora,

me quitó a la fría muerte

espectador tan cercano,

me regalaste la suerte.

Llevaste mi cuerpo herido,

inmediato y diligente,

ventura al cielo pedí

por el favor diligente.

Espacio de lucha y arte,

donde se forjan pasiones

arena rubia cuidada,

teñida de sangre brava

Cuidador de fina tierra,

truncadora de ilusiones

compañero de paseo,

cuando festejo en albores.

 

 

`+

EL ALGUACIL

Negra figura cabalga,

por el rubio albero.

Precursor del festejo,

ancestro de caballero.

Ordenante de inicio,

velador de toro y torero

Juez de artes,

imparte justicia en el albero

Atenta mirada,

para hacer cumplir el credo.

Abrazo de compañero,

para entregar el trofeo.

 

 

LA ENFERMERÍA

Lugar de vida,

esperanza de torero.

Taller de arreglos,

de protagonista quebrado.

Sello de sangre en el suelo,

herida que te confirió el astado.

Sudor caliente,

en el vestido desgarrado.

Incertidumbre, espera.

Aparta la muerte,

del cuerpo lesionado.

Destronada reina.

vuelve tu negra figura,

a mirar para otro lado.

 

 

LAS CUADRILLAS

 

EL PICADOR

Alamares de oro y la calzona,

Castoreño de ala ancha,

vara larga de punta acerada.

Sobre la montura,

para inferir medido castigo.

atento a la mirada del matador.

Obediente ejecutor de suertes,

templa vara, atempera,

y ajusta la embestida.

Dos picadores en el ruedo,

alternando en cada toro,

cumplidor del tercio a buen modo

 

LOS SUBALTERNOS

Ternos de color y plata,

uno brega y dos parean,

ejecutores a demandas,

fieles a su matador.

Pisan ruedo en varias suertes,

en la brega para ahormar,

en el pareo para atemperar,

tras la estocada para doblar.

Labor medida y ajustada,

gran hermandad y apego,

a su matador profesan,

 

 

 

 

EL FESTEJO

 

EL TOREO

Calma el toro su fiereza,

en el oscuro chiquero.

Tiene el torero certeza,

que la gastará en el ruedo.

Suena el clarín anunciante,

del festejo venidero.

Inquieta su largo tañido,

al matador justiciero.

Sofoca el sol los tendidos,

salpica de sombra al ruedo.

Agitan mar de abanicos,

en tarde de angustia y credo.

Gritan coros, claman chusmas,

muerde esclavina el torero,

La suerte de los dos son una,

la del toro y el torero.

Ciñe su cuerpo al astado,

conduce con los engaños.

Apasiona espectadores,

de tu torear pausado.

Llegado el momento final,

¿Quién rodará por el suelo?

¿Ganará el animal?,

cómo casi siempre, el torero.

 

 

LA TRGEDIA

“A José Cubero Yiyo”

Quiso Dios que te sentaras,

aquella tarde a su lado.

A cruel festejo llegaras,

de aquella forma invitado.

Te quitó la vida un toro,

donde mueren los valientes.

Vestido de grana y negro,

para orgullo de las gentes.

Quiso Dios que te sentaras,

aquella tarde a su lado.

Toro de negras entrañas,

dime por qué le has llevado.

Suenan clarines de luto,

llora una medre a su lado.

lanza plegarias al cielo,

con el pecho desgarrado.

Quiso Dios que te sentaras,

aquella tarde a su lado.

para ver morir a un hombre,

con apenas veinte años.

Torero de grandes obras,

no conociste tu gloria.

pero quedó para siempre,

en nosotros tu memoria.

Quiso Dios que te sentaras.

aquella tarde a su lado.

compendio de malas suertes,

con el toro estoqueado.

Herido de muerte fuiste,

por Burlero en el costado.

Con el corazón partido,

tus amigos te llevaron.

Quiso Dios que te sentaras,

aquella tarde a su lado.

llevarte tan pronto al cielo,

con apenas veinte años.

Príncipe de Querubines,

te tenga Dios a su lado.

Quiso Dios que te sentaras,

aquella tarde a su lado.

 

 

 

“A Víctor Barrio.”

 

Segovia llora a un torero,

herido de muerte fue,

por “Lorenzo” corneado,

Víctor Barrio, ese torero.

Altiva figura de matador,

con un corazón tan tierno.

De valor henchido y torero

no pudiste cumplir el sueño.

Se te llevó la guadaña,

al principio de tus sueños.

Lloran tierras castellanas,

 Segovia esta de duelo.

Qué pena dejaste aquí,

cuando te fuiste al cielo.

 

“A Iván Fandiño”

 

Orduña te vio nacer,

la Alcarria te hizo torero.

Madrid le mostro al mundo,

tú grandeza de torero.

Dejaste la vida en Francia,

y con ella muchos sueños.

Pero tu grandeza queda,

y entre nosotros tu fuero.

Regalaste tardes de valor,

con faenas destacadas.

Tuvo que ser en las Landas,

donde el toro te esperaba.

Ese quite en mala hora,

indefenso te dejó.

Toro negro, mala entraña,

la vida te arrebató

 

 

 

 

 

 

 

 

 

EL ARTE

Sevilla huele azahar,

y ha florecido el romero.

Abril lleno de fiesta,

esta tarde hay un torero.

Se llama Curro y es de Camas,

sevillano y postinero.

Llena está la Maestranza,

hoy torea su torero.

Toro bonito y berrendo,

bailando con el camero.

Chicuelinas, molinetes,

naturales y el de pecho

Gran faena, dos orejas,

pasea por el albero.

El tercero está en ruedo,

vuelve Curro por sus fueros.

Que torería Dios mío,

que duende tiene el torero.

Llenos están los tendidos,

agitando los pañuelos.

Toca final el festejo,

rodeado está el torero.

Un saludo al presidente,

y en volandas al paseo.

Ese paseo de Colón,

tan bonito y tan torero,

ese torero de Camas,

de nombre Curro Romero

 

 

 

 

 

 

 

EL PODER

Mucha bravura en Castilla,

y en Salamanca torera.

Y un torero con poder,

para doblegar la fiera.

Fue tan grande y poderoso,

que le apodaron el rey.

En volandas paseó,

catorce veces Madrid.

Grandes triunfos, torería,

y muchas faenas de ley.

Santiago Martín “El Viti,”

ejemplo de entrega y arte.

Alegraste a tanta gente,

que es imposible olvidarte

 

 

 

A CESAR PALACIOS

 

 

Muy temprana la afición,

hizo mella en tu persona.

Pinceles, lienzos, torería,

dejaron huella maestra,

de lo que a la postre seria,

Las Ventas abrió sus puertas,

a tu afición desbordante,

Y le pagaste con creces,

llenándola de pinturas,

en innumerables veces.

Como arenero dejaste,

Impronta de torería.

los andares postineros,

y ese rastrillo a la espalda

se arrastraba tras tu sombra,

con aire pausa y maestría.