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sábado, 5 de octubre de 2019

ADIOS ¡TORERO!

04/10/2019. Madrid. Las Ventas. Cuarta de la feria de Otoño. Mas de tres cuartos de entrada.



Toros de FUENTEYMBRO. Desiguales de presentación. Mansos flojos y de poco recorrido.

EL CID. Estocada contraria. Saludos. Estocada corta atravesada. Apoteósica vuelta al ruedo.
EMILIO DE JUSTO. Dos pinchazos y estocada. Un aviso. Silencio. Bajonazo y dos descabellos. Saludos.
GINES MARIN. Dos pinchazos, media trasera y contraria. Silencio. Estocada desprendida. Silencio.

No acaba el Sr. Gallardo  encontrar entre sus reses, una corrida digna de Madrid. Lo de ayer fue una mansada, floja y descastada, con dos bueyes de carreta, 4º y 5º. y pienso que Madrid, donde tuvo el calificativo de predilecto, se merece la exigencia, que últimamente no aporta.

Ayer era la despedida definitiva de una torero, un torero querido de Madrid, un torero respetado por esa afición tan exigente a veces y tan entregada otras y Madrid se volcó con Manuel Jesús El Cid.


Al romper el paseillo hubo una sonora ovación en reconocimiento a la trayectoria y Manuel salió al tercio a saludar. Igualmente, tras el arrastre del cuarto toro, dio un vuelta al ruedo con la plaza puesta en pie y al finalizar el festejo, fue llevado en volandas a la salida por la puerta de cuadrillas.



Su última actuación en Madrid, seguro que no fue la que el torero traía en la cabeza, dos toros deslucidos y pobres en la pelea en varas que no permitieron el ajuste ni la continuidad. No obstante hubo momentos donde apareció la zurda del de Salteras, esa que le proporcionó tanto triunfo, fueron muletazos sueltos, pero enganchados templados y cayendo a la cadera y los ¡Olés! volvieron a sonar en las Ventas, recordando aquellas tardes.
Se marcha un torero honrado, que toreo con verdad, querido por la afición de esta plaza como se demostró ayer.

A De Justo, le cayó en suerte la lesión de su primero, que se rompió una mano y por ende, tragarse el sobrero de MANUEL BLAZQUEZ que de salida buscó las querencias, no se empleó en el caballo y llegó a la muleta con poca gasolina, el pacense pudo robar algún muletado suelto y aplicar las ventajas a un toro soson. En el que hizo quinto, que más que toro era buey, huidizo querencioso y descastado, resultó que mientras le duraron las fuerzas, cogió la muleta y el de Cáceres obtuvo algún muletazo mandando él.

Al Jerezano, se le apagó la luz en el que hizo tercero y cualquier posibilidad en el que cerró plaza, dos toros deslucidos de pobre pelea en todos los tercios, que para colmo, se diluyeron en ese toreo despegado de dar vueltas sin distancias.







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