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domingo, 7 de agosto de 2011

                                          LOS OLVIDADOS
En el escalafón de matadores, yo distinguiría cuatro grupos. Los maestros, las figuras, lo luchadores y los olvidados. De estos últimos pretendo ocuparme en este artículo porque creo que vale la pena.
Son matadores con los que las empresas no cuentan o cuentan poco, que ven sus ilusiones cada día más lejanas, que se contratan cuando se contratan, con pequeños empresarios organizadores de festejos en pequeños municipios, en plazas portátiles, donde la mayoría de las veces no se cumple el reglamento como se debe, donde tienen que apechugar con ganado desechado o apunto de rebasar la edad autorizada para la lidia y otras dificultades fuera de plaza que poco a poco van minando sus ilusiones.
He conocido a un hombre que dedica su esfuerzo y su ilusión a vestirse de Torero. Se llama Ángel Romero, nació hace 31 años en la gaditana ciudad de Sanlucar de Barrameda, debutó con picadores el día 9 de mayo de 1998 en Pegalajara (Jaén) con novillos de Zamarrona. Fue doctorado en Sanlucar el día 13 de octubre del 2003, por José Luis Parada que le cedió el toro Guazón de Zalduendo. Durante los cinco años de su periplo novilleril toreó 48 novilladas, hizo el paseíllo en plazas tan importantes como, Madrid, Sevilla, Valencia, Málaga, Puerto de Santa María, Vistalegre y Sanlucar. En esta última ha sido triunfador de la Feria de la Manzanilla en los años 2001, 2002 y 2003.
Su apellido no puede ser más torero, de los ancestros Rondeños a la grandeza del Faraón de Camas, pero desgraciadamente los apellidos no cortan orejas.
Me siento con él en la terraza del Bigotes en ese lugar tan especial  sanluqueño llamado Bajo Guía junto a la desembocadura del Guadalquivir, la mañana es soleada, a pesar de ser febrero el sol gaditano y la manzanilla nos hacen olvidar el invierno.
¿Cuántas corridas has toreado el año pasado?
Ninguna
¿Algún festival?
Tampoco
¿Tienes algún contrato para 2011?
Si, en Colombia.
¿Hay antecedentes taurinos en tu familia?
 Sí, mi abuelo fue novillero y después fue picador de Limeño y Parada. Mi padre es el pintor taurino JOSE ROMERO LARA.
¿Cuál consideras tu mejor faena?
Un toro indultado en Sanlucar de Barrameda.
¿En qué plaza donde has toreado te gustaría volver a torear y por qué?
Madrid, Sevilla y Ronda. Madrid porque lo da todo, Sevilla porque da clase y categoría, Ronda porque es un marco extraordinario para una buena obra y para los toreros que admiro con pasión, fue su talismán.
¿Con quién te gustaría compartir cartel?
Pues si te digo la verdad sería: Antonio Ordoñez, Rafael de Paula, Paco Ojeda y Ángel Romero en Ronda.
¿Qué ganadería?
 Carlos Núñez de los 80.
¿Has toreado ganaderías de las llamadas duras?
Si, de novillero me recorrí el famoso “Valle del Terror” y en especial el fantástico pueblo de Cenicientos. De matador también he ido por allí pero eran más impresionantes las novilladas que las corridas de toros.
¿Algún toro te ha hecho sentir más torero?
 Sí, no sé si toreare más o menos pero sentimentalmente un día conseguí unir al toro, al público y a mi espíritu, en una tarde llena de emociones contenidas que pude reflejar en mis muñecas y mi cuerpo.
¿A que figura o maestro te gustaría parecerte?
Pienso que uno tiene que ser uno mismo, pero no dejo de reconocer que en mi caso he intentado robar, en el buen sentido de la palabra, lo que me gusta de cada maestro, hay tres toreros que son los fundamentales en esto de la tauromaquia que son: Antonio Ordoñez, Rafael de Paula y Paco Ojeda el último un genio.
¿Crees que vale la pena este sacrificio para ser torero?
Sí, rotundamente, porque en mi caso es un sentimiento tan íntimo que no se puede explicar. No puede ser nunca un sacrificio porque es tu sueño, lo quieres ser desde niño y es tan fantástico que solo uno lo sabe.
¿Has estado a punto de tirar la toalla alguna vez a la vista de lo que te está sucediendo?
Eso es para los boxeadores. En mi caso no, pero no dejo de reconocer que cuando pierda la ilusión lo dejaría pero para toda la vida, nací torero y moriré siendo matador de toros no otra cosa.
¿Te han dejado muchas promesas sin cumplir?
Sí, pero eso es agua pasada y no quiero pensar en ello, es como si fuera un mal sueño.
¿Te encuentras con fuerzas para continuar esta espera?
Sí, porque en mi caso el simple hecho de ir a entrenar y cuando se puede ir al campo ya me llena de ilusión para seguir luchando.
¿Qué importancia le das al apoderamiento?
Es muy importante pero si el torero no pone el 80% el apoderado no podrá hacer mucho.
¿Crees que se puede confiar en la mayoría de la gente del mundo del toro?
 En la mayoría no, pero si hay gente buena que hay que sabe encontrar.
¿Cómo te consideras tratado por los medios de comunicación?
Es relativo. Si toreas todos te llaman y se preocupan por ti pero cuando dejas de torear parece como si te enterraran en vida.
¿Qué opinas de los empresarios en general?
 Nada, ni todos los toreros buenos están arriba ni todos los toreros malos están abajo.
¿Por qué crees que estás en esta situación?
En mi caso por mala suerte, porque en los mejores momentos había una lesión o una cornada y todo para atrás. Subir se hace muy despacio y cuesta mucho trabajo, pero bajar es tan rápido como el ave, te matas.
Hemos apurado nuestras copas de manzanilla y me despido de Ángel, la charla ha sido muy amena y el entorno ideal, pero me queda dentro el no saber qué ocurre con estos toreros, porque se detienen sus carreras en lagunas de ostracismo, quien les condena al olvido sin son tan profesionales como las figuras. Yo eliminaría los olvidados para darles lugar en los luchadore
                                        

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