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lunes, 25 de agosto de 2014

PONGAMOS QUE HABLO DE MADRID

24/08/2014 Madrid Las Ventas, menos de un cuarto de plaza
TOROS de Antonio Bañuelos, desiguales de presentación, buenos para los matadores.





RICARDO TORRES, Estocada que atraviesa y cinco descabellos. Saludos. Cinco pinchazos y estocada. Un aviso. Silencio 
LEANDRO, Estocada delantera y descabello. Un aviso. Oreja. Dos pinchazos y bajonazo. Un aviso. Silencio.
SERAFIN MARIN, Pinchazo y estocada caída. Un aviso. Silencio. Estocada desprendida. Oreja.

En este caso lo inesperado fue el encierro de Bañuelos con una corrida floja pero con mucha clase para el torero y la oportunidad la tuvieron los tres matadores con lotes noblotes que apenas les incordiaron. Nota alta para el ganadero.

El aragonés tuvo en el de la confirmación, un toro de poca fuerza y gran nobleza al que encarriló bien por momentos, sobre todo en redondo, donde consiguió notabilidad, algún muletazo con poca ligazón con la izquierda y de desastre con los aceros. En el cuarto volvió a demostrar firmeza  con un inicio por ayudados sin rectificar, en el reto de la faena,  le faltó temple y le sobró prisa volviendo a errar con los aceros. No acusó la falta de festejos.

Leandro recibió al primero de su lote con verónicas magistrales siendo el preludio de lo que vendría después, una faena rotunda, el coleta toreó de salón por los dos pitones, cogiéndole de largo sin descomponer la figura y trayéndole a la cadera, muletazos muy largos de mano baja, dibujando las series. Lástima de la colocación de la espada que le obligó a descabellar y los pocos presentes se enfriaron.
El quinto fue el toro mas exigente del encierro y la exigencia se le vio al tener algo más de casta que sus hermanos, no fue un toro molesto, si se movió más y a otro ritmo que sus hermanos. El de Pucela  inició bien la faena, con colocación y tirando del toro, pero incomprensiblemente se fue alejando y perdiendo pasos hasta descolocarse por completo, ahí fue donde empezó a mandar el toro y a ganarle la partida. Le despachó con una fea estocada muy efectiva.
Aun así, Leandro nos dejó un regusto de buen toreo o como dicen los castizos, de toreo caro que no se explica el corto bagaje de actuaciones.

Serafín se topó con un tercero, primero de su lote que salió del caballo con apenas una arañazo, llegó a la muleta con brusquedad y el catalán anduvo por la cara falto de colocación y de temple. Sería en el sexto cuando Marín tomara conciencia de lo que tenía delante y después de un inicio de faena dudoso lograra dos tandas de naturales que llegaron al tendido, a partir de ahí la faena cobró cuerpo y tras la gran estocada llegó el premio.

Al final salimos contentos de lo que fue el festejo, pero contrariados de lo que pudo haber sido. A mi entender hubo toros que se llevaron las orejas al desolladero que merecían otro trato.


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