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martes, 16 de agosto de 2016

LA VUELTA DEL TOREO

15/08/2016. Madrid Las Ventas, menos de un cuarto.

Toros del Montecillo y uno 5º de Torrealta,  feos como demonios, viejos flojos y de poco gas.


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EUGENIO DE MORA. Estocada caída. Un aviso. Saludos. Pinchazo y estocada. Un aviso. Una oreja.
MATIAS TEJELA. Pinchazo y bajonazo. Saludos. Estocada. Saludos.
ROMAN. Estocada trasera y descabello. Un aviso. Una oreja. Estocada trasera y descabello. Un aviso. Palmas.

Y volvemos a los saldos, se devolvieron cuatro del montecillo pasados de edad, dejaron dos 3º y 4º que les faltaban un mes a Jaranero y dos a Barberito I y Galvano de Torrealta también dos meses para el matadero. Una vez más el engaño a los aficionados "tontos". El juego de los abuelos fue variado hubo un 1º blandito y suave, el 2º encastadito y con miga, el 3º, 4º, 5º y 6º muy parados.



Eugenio de Mora es torero curtido en mil batallas, sobrado de técnica y facultades, es capaz de inventarse una faena a un toro vacío y además la crea poniéndose en el sitio de la verdad, sin alivios, esa forma de torear que se está olvidando. En el que abrió plaza se quedó sin toro  a media faena, después de haberlo sometido con dos series de redondos de sabor añejo. Pero lo bueno vendría en el 4º, un toro incierto picado en las querencia al haber derribado a Marcial Rodríguez en el primer encuentro y que llegó a la muleta con poca definición, sin entregarse, pero se encontró al de Mora, erguido y que a base de sobar, de obligar le pegó  dos series de redondos de mucho valor artístico, adornos trincherazos que completaron una faena de mucho oficio.


Tejela acusó la larga ausencia de los ruedos. Con el peor lote, intentó el toreo, la falta de acople y la exageración en las distancia, no dieron rotundidad a las dos faenas, tan solo el final de faena al 5º, dejó pinceladas de regusto torero.













Roman, sorteó el mejor toro de la tarde, Jaranero embistió con fijeza y calidad por los dos pitones, el torero intentó acoplarse a la clara embestida del burel y lo consiguió en ocasiones, pero le falto continuidad y sobre todo rotundidad. Oreja ramplona que en gran parte se la debe a los mulilleros, que con exagerada parsimonia provocaron que la petición arreciara e influyera en D. Trinidad. En el sexto hubo un intento de toreo en redondo que quedó en eso en intento, el toro se aplomó y quedó como un mármol.

También vimos desmonterarse al Sirio en el pareo del sexto.



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