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viernes, 23 de septiembre de 2016

OTRA CULTURA HERMANA

Desde Goya a Botero y los contemporáneos, Vicente Arnás, Robert Rayan, Cesar Palacios y otros muchos, han reflejado con sus pinceles escenas taurinas, dejando constancia de la relación directa de la pintura y la tauromaquia, dentro del marco cultural que ello conlleva.

Hoy he visitado la exposición de El Bosco en el Museo del Prado.
Os preguntaréis?Que tiene que ver El Bosco con la tauromaquia? Pues bien, el vínculo cultural y artístico inevitablemente nos une.
Jheronimus Van Aken, miembro de una familia de pintores, nació alrededor de 1450 en la ciudad holandesa de 's-Hertogenbosch, el bosque del duque, en francés Bois-le-Duc y ene  castellano, algo desusado, Bolduque, capital septentrional del ducado de Brabante en los actuales Países Bajos. De 's-Hertogenbosch, comúnmente llamada Den Bosch, tomó el nombre con el que iba a firmar algunas de sus obras.
Este peculiar artista no tiene una extensa obra, la mayoría de ella sin datar y sin firmar, ella versa en su práctica totalidad sobre la Divinidad Excélsia del Cristianismo. En su obra se repiten escenas bíblicas, mezcladas con humanidades y en un gran número de sus trabajos, también se refleja el Infierno en la forma de pueblos ardiendo.
La pintura de El Bosco, forma parte de un surrealismo difícil de descifrar, bien podría decirse adelantada quinientos años a su tiempo.
Obras como El Jardín de las Delicias, la Adoración de los Magos y El Carro de Heno. Sirven de base para comprender su peculiar estilo.
Muy recomendable la visita a la exposición que desgraciadamente se acaba el próximo Domingo 25 de Septiembre.

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