06/06/2019. Madrid Las Ventas. Vigesimocuarta de abono. Más de tres cuartos de entrada.
Toros de EL PUERTO DE SAN LORENZO. Mansos y descastados, que dieron poco juego.
ANTONIO FERRERA. Pinchazo, estocada y descabello. Silencio. Bajonazo. Silencio.
MIGUEL ANGEL PERERA. Media caída. Silencio. Estocada trasera y cuatro descabellos. Silencio.
LÓPEZ SIMÓN. Cuatro pinchazos y descabello. Saludos. Pinchazo, pinchazo hondo, estocada corta caída y seis descabellos. Un aviso. Silencio.
Con un encierro así las posibilidades desaparecen, el espectáculo se degrada y la fiesta sufre un gran deterioro. El encierro de Fraile no tenía nada dentro y nada provechoso sacó. Toros rajados, de muy pobre pelea en varas, flojos y nulos de casta, con estos mimbres se hacen nulos canastos.
Una terna de expectación se estrelló contra la mansedumbre- Dos toreros que abrieron la puerta grande y un tercero que paseó una oreja, era bagaje suficiente para levantar interés entre el aficionado.
El chasco empezó con Ferrera, aquel torero variado que nos sorprendió el día uno, lleno de torería y poder, convirtió su actuación de ayer en una danza tribal al rededor del anillo venteño, incapaz de parar a sus enemigos y el clamor anterior se convirtió en silencio, un toreo anodino, un toreo lleno de desajuste y pocos recursos, para completar dos faenas escasa de todo y mal rematadas con los aceros.
Perera se tragó dos mansos de carreta, en el que hizo segundo, lo más notable fueron dos pares de banderillas de Curro Javier ya que el matador anduvo de allá para acá soltando algún trapazo, descolocado y sin mandar nunca. Pitonisto, que hizo quinto llegó a la muleta con la cara alta, embistiendo a arreones y cabeceando y el de Badajoz abrevio.
El de Barajas puso mucho ante Garabito l, que hizo tercero, un torito que en principio quiso coger la muleta. Simón le toreó despacio el poco tiempo que duró y con el ánimo de calentar la caldera marcó un final por bernadinas, que sobraban y el manso le volteó de fea manera, se repuso y entró a matar de forma extraña, soltando la muleta ante la arrancada y encunándose entre los pitones, repitió por segunda vez y tras el segundo fallo al final se embarulló con los aceros.
Una tarde que no dejará recuerdo y si a tener en cuenta a la hora de escoger ganaderías.
Una terna de expectación se estrelló contra la mansedumbre- Dos toreros que abrieron la puerta grande y un tercero que paseó una oreja, era bagaje suficiente para levantar interés entre el aficionado.
El chasco empezó con Ferrera, aquel torero variado que nos sorprendió el día uno, lleno de torería y poder, convirtió su actuación de ayer en una danza tribal al rededor del anillo venteño, incapaz de parar a sus enemigos y el clamor anterior se convirtió en silencio, un toreo anodino, un toreo lleno de desajuste y pocos recursos, para completar dos faenas escasa de todo y mal rematadas con los aceros.
Perera se tragó dos mansos de carreta, en el que hizo segundo, lo más notable fueron dos pares de banderillas de Curro Javier ya que el matador anduvo de allá para acá soltando algún trapazo, descolocado y sin mandar nunca. Pitonisto, que hizo quinto llegó a la muleta con la cara alta, embistiendo a arreones y cabeceando y el de Badajoz abrevio.
El de Barajas puso mucho ante Garabito l, que hizo tercero, un torito que en principio quiso coger la muleta. Simón le toreó despacio el poco tiempo que duró y con el ánimo de calentar la caldera marcó un final por bernadinas, que sobraban y el manso le volteó de fea manera, se repuso y entró a matar de forma extraña, soltando la muleta ante la arrancada y encunándose entre los pitones, repitió por segunda vez y tras el segundo fallo al final se embarulló con los aceros.
Una tarde que no dejará recuerdo y si a tener en cuenta a la hora de escoger ganaderías.
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