23/08/2017 Plaza de toros de Sepúlveda. Casi lleno
Erales del Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto. Bravos y de buen juego.
Muy divertida la tarde segoviana. Difícil ver al maestro Juan Mora, dadas sus limitadas actuaciones, pero como siempre un gusto admirar ese compendio de arte, de verdad y torería que atesora, no hace mucho contesté a algunas apreciaciones del Sr. Casas en una entrevista en Aplauso, donde vertía desconsideraciones a los aficionados que le compramos abonos y entradas y ponía de manifiesto que lo de torear cruzado era un invento de los aficionados añejos. Pues bien Sr. Casas, tenía que haber estado ayer en Sepúlveda para ver como es esa suerte y que sus entendederas y las del maestro Vazquez vieran como se torea cruzado, cargando la suerte y con la espada de verdad en la mano.
También vimos a un Fundi, que está para volver cuando quiera, sobrado de facultades y de torería, una pena que se esté perdiendo en el tiempo un gran torero.
Los dos novilleros que torean con caballos, Menes y Ochoa, son del corte clásico de escuela, practicantes de ese toreo moderno que dice poco, se ajustaron en la distancia por momentos en muletazos ligados que demuestran que conocen el toreo clásico, pero alternando esa continuidad con series fuera de la suerte, valiente Menes y dando una apariencia de poderío Ochoa.
El novillo mas encastado y de mayor tamaño, lo enlotó el novillero más novel. Eusebio Fernández, que anda todavía sin caballos, demostró decisión, con un novillo de cierta complejidad, que se revolvía buscando lo que se dejaba atrás y se colaba, le puso en todo momento en apuros que fue resolviendo poco a poco, se le vio la bisoñez en el manejo de los aceros, sobre todo con el descabello.
Una fraternal jornada que acabó con este festival taurino que completó la hermandad entre las peñas de aficionados taurinos, tan maltratados, a pesar que esto lo mantenemos nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario