Un torero menudo de complexión, pero con un corazón taurino grande como el que más, un torero con todas las letras, sin remilgos, incondicional, harto de dar la cara donde sea y con quien sea. Tanta honradez es inusual en estos tiempos, pero él lleva el marchamo de la verdad.
Diez y ocho años de alternativa le avalan, puerta grande en Madrid con toros del Conde de la Maza, en Abril del 2002, repite la salida en volandas a la calle Alcalá en Octubre del mismo año con toros de Victorino Martín, puerta grande en Ceret en Julio de 2000 con toros de Valverde, encerrona en Ceret con toros de José Escolar, cuatro orejas y puerta grande, puerta grande en Méjico en Marzo de 2018 con toros de Espíritu Santo.
Fernando Robleño, volvió a Madrid, con su verdad y el poder de un veterano guerrero avezado en innumerables batallas, para dar una lección de sabiduría y oficio, para someter a un toro que le avisó de su dificultad y la veteranía del guerrero ganó la batalla, puso a cada cual en su sitio con el sobrado oficio y obligó a su enemigo a rendirse a su voluntad.
Faena para cultos del toreo que sepan apreciar su elaboración y desgranar lo que ocurrió con el toro de Valdellan y saborear un final de faena donde mandó el torero y obedeció el toro.
Es de agradecer en los tiempos que corren, que se lidien encastes fuera del carrusel y que lo hagan toreros con oficio y verdad.
Asi lo vimos muchos.
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