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miércoles, 1 de junio de 2022

UN TORERO PECULIAR

 01/06/2022 Madrid. Las Ventas. Vigésimo quinta corrida de abono, Lleno. Toros de Alcurrucén, mansos, de presencia y juego desiguales; segundo, tercero dieron opciones, el cuarto con una gran templanza dejó  la nota positiva de la tarde


Morante de la Puebla, de grana y oro. Dos pinchazos hondos y dos descabellos silencio. Estocada delantera y desprendida, dos descabellos una oreja. 

El Juli, de ciruela y oro. Pinchazo, estocada corta y dos descabellos saludos. Cuatro pinchazos, estocada desprendida y descabello silencio. 

Ginés Marín, de pizarra y oro. Estocada trasera y caída, dos descabellos. Un aviso saludos. Estocada atravesada. Dos avisos saludos. 















Es indudable que Morante es un torero peculiar, atesora una tauromaquia exquisita que cuando aflora deja huella. Ayer le tocó en el sorteo el caramelo, PELUCÓN, un toro con mucha clase que le permitió desarrollar ese duende que lleva dentro y puso patas arriba a una plaza tan exigente como Las Ventas. Ayudados. naturales, redondos, desmallados y los olés resonaron en el coso madrileño tan compactos, tan unánimes, que han quedado para mucho tiempo. Una faena rotunda, hubo pico, si, también muletazos fuera de cacho, pero la contundencia variada y la torería estuvieron muy por encima de los defectos. Este es el Morante que ha levantado pasiones, sus adeptos incondicionales esperan cada tarde que aflore el duende y cuando esto ocurre se encienden las euforias que justifican su adicción. La otra cara de la moneda ocurrió con el primero de la tarde. Un manso, huidizo que no se empleó en varas y llegó a la muleta incierto. El de la Puebla abrevió y despachó al morucho con brevedad.








Julián se esmeró con su primero, un toro escaso de casta, que manseo en varas, se esmeró y poco a poco fue sacando muletazos sueltos hasta meter al toro en los engaños y conseguir ligar algunas series que el toro no tenía. Falló a espadas y todo quedó en un saludo ovacionado. En el quinto, un toro soso, sin clase, Julián optó por la brevedad.








Marín enlotó dos toros de similar condición, el tercero, que su mejor condición fue la humillación y permitió al coleta ligar series de redondos aceptables y naturales mas rotundos, la espada le mandó al banco de los ovacionados. El que cerró plaza, un manso descastado, de preciosa lámina, pero vacío, permitió al de Jerez confeccionar una faena típica para este tipo de toros. Se fue a las querencia y a base de sobar a un animal que no quería pelea, consiguió que su labor tomara un valor a la constancia y una torería que el animal no merecía.



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