03/06/2022, Madrid. Las Ventas. Vigesimoséptima de abono. Lleno. Toros del Puerto San Lorenzo, el 3º de La Ventana del Puerto justos de presencia, inválidos 3º, 4º y 5º, mansos en general, excepto el sexto que peleó en varas y derribó a Manolo Sayago, también lució en banderilla Fernando Sánchez, que saludó montera en mano.
José María Manzanares, de burdeos y oro. Estocada saludos con protestas. Dos pinchazos y estocada. Un aviso saludos.
Alejandro Marcos, de rosa y plata. Dos pinchazos, dos estocadas que atraviesan y dos descabellos. Dos avisos silencio. Siete pinchazos ,metisaca en los bajos, y dos descabellos. Un aviso silencio.
Tomás Rufo, de corinto y oro. Bajonazo y dos descabellos silencio. Estocada una oreja.
Faltan dos corridas para el final del ciclo y dos ganaderías a las que siempre se esperan en Madrid. Pero a tenor de lo vivido hay que cruzar los dedos y que el Santo Patrón, libere los bueyes de su arado y los convierta en toros. Le prometemos prerrogativas para que devuelva a su plaza, la seriedad y el valor que se ha perdido.
Volvió Tomás Rufo, en que bendita hora, a pasear su torería en el coso madrileño para dejar un postre exquisito en la lidia del sexto toro, un toro que parecía de otro planeta distinto al de sus hermanos, que metió la cara humillando y con codicia. Mucho temple por el pitón derecho le aplicó el de Talavera y la faena tomó vuelos, menos claro por izquierdo volvió a la derecha y el gran temple se instaló de nuevo en el ruedo, Volvió la despaciosidad en el final de la faena y un espadazo culminó la historia, una oreja a ley que dejará al de Talavera como triunfador del ciclo isidril. Se pidió con fuerza la segunda, que "quizás" hubiera sido excesiva y el presidente no atendió la rogativa.
Manzanares, en el que hizo segundo, dibujó muletazos de calidad con la derecha, faltó continuidad y contundencia con la espada, un cambio de manos en el epílogo hizo sonar los olés. La invalidez del que hizo cuarto, no dejó al de Alicante culminar la tarde, sin fuerza y falto de continuidad optó por ser breve. Muy encima se vio a José Mari en la labor de director de lidia, estuvo atento a los quites, en la ayudas y en los momentos de peligro de sus compañeros.
El confirmante con el manso primero no tuvo muchas opciones, una faena discontinua a un toro también discontinuo, difícil de hacerle tragar el segundo muletazo. Se embarulló con la espada desluciendo por completo la leve actuación. El que hizo quinto, segundo de su lote, deslucido y con las fuerzas escasas, dio pocas opciones al charro, el intento de mandar bajando la mano fue imposible dada la condición del animal. Volvió Marcos al barullo de la espada y el público silenció la labor.
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