11/06/2023. Madrid. Corrida In Memorian por José Cubero "Yiyo". Lleno. Toros de Victoriano del Río, desiguales de presentación y descastados.
El Juli, de burdeos y oro. Estocada caída y trasera, palmas. Media estocada y cinco descabellos. Un aviso, saludos con protestas.
Alejandro Talavante, de lila y oro. Pinchazo y estocada tendida, silencio. Estocada tendida, silencio.
Roca Rey, de corinto y azabache. Estocada y dos descabellos. Dos avisos, una oreja.. Pinchazo y pinchazo hondo. Un aviso, vuelta.
Inédito ha pasado el ganadero de Guadalix por la feria de Madrid. Ha mantenido la tónica desastrosa de los encierros lidiados durante toda la Isidrada. Para colmo a esto se ha unido un sector mayoritario en exigencias y desatinos, en el intento de hacerse valer en opiniones boceras sin tener en cuenta la realidad de lo que ocurre en el ruedo.
Tres toreros, sobre el papel "figuras", que han paseado su impronta por la primera plaza del mundo entre toros mansos, amoruchados, sin fuerzas y sus propias carencias incapaces de presentar cara a semejante desastre.
Volvió Julián para estar en Julián, ese torero que se ausenta de la realidad y da pasos movido en el tedio del disgusto de ponerse delante de un morucho desobediente que le incomodaba. ¿Qué ha sido, de cuando las rutilantes figuras se sacaban de la manga las faenas escondidas para estos casos? Todo lo que se esta perdiendo lo añoramos los añejos y recordamos con la nostalgia de nuestra propia vejez. ¡Julián así no nos enseñas nada!
Talavante, volvió para despedirse de la feria madrileña y lo hizo como aquel niño que no quiere enfrentarse a la maestra, habida cuenta de las fechorías de actuaciones anteriores y a sabiendas que le espera un rapapolvo. Tristeza ha sido lo único que el extremeño ha producido para esos tendidos madrileños que siempre le esperan.
El peruano ha intentado volver a sonar, pero esta vez lo que ha sonado ha sido el silbato de la arbitrariedad. Le ha sobrado el valor y le ha faltado el sitio de torear, distancias exageradas, abuso del pico, redondos interminables hasta la paletilla y los alardes de valor con los cambiados por la espalda, aguantar los parones en los terrenos del morucho que estaba loco por echarse.
Un festejo en memoria de aquel joven torero al que la muerte sorprendió en plena juventud, ETERNO YIYO
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