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miércoles, 25 de julio de 2018

ANTES YA PASABA

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Las exigencias de los toreros ante las empresas han rayado siempre con la incoherencia y  existen desde tiempos lejanos, pero es a principios del siglo XX, cuando la estructura de los espectáculos cambia a la vez que el propio toreo. El auge de los toros se divulga a través de publicaciones especializadas y aparecen los llamados críticos dando a  conocer no solo las crónicas de festejos, sino también los entresijos del mundo que rodea a la fiesta.

Parece ser que por aquel tiempo la pareja de matadores más famosa, interpelan a la empresa de Madrid con lo que entonces se conocían como “escrituras abiertas”, en tiempos de Machaquito y Bombita, contratos recabados por estos matadores lo que provocó el enfrentamiento con la empresa en aquellos primeros años del S. XX, más concretamente en 1909, y como se puede ver la incoherencia forma gran parte del planteamiento.

 
1ª. Obligación del empresario de darles corridas de toros todos los domingos desde el 11 de septiembre al 30 de junio y del 15 de septiembre al 31 de octubre y caso de no hacerlo, abonar su importe como si hubiera toreado.

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ª. Torear en cuantas corridas extraordinarias se organicen durante el año o en otro caso abonarles su importe.


3º. Cobrar todas aquellas corridas que dejen de torear, por causas de enfermedad o heridas, cualquiera que sea el punto donde hayan sido lastimados, incluido Francia.




4ª.  No torear aquellas corridas que no les convengan con sólo advertirlo con siete días de anticipación.

 
5ª. Cobrar por cada corrida con dos matadores 7.500 Ptas. cada uno y 6.500 cuando actúen tres o más.


 
Ello provocó el que el empresario Sr. Mosquera prescindiera de tales matadores y de Cocherito de Bilbao que se unió a la collera. Apoyado por su gerente Sr. Retana y el enfrentamiento consiguiente en el que se vio envuelto el ganadero Sr. Miura al que los diestros reseñados atribuían también un pacto secreto con la empresa de Madrid, cuyos toros recusaban tanto el uno como el otro, con mayor profusión e interés por parte del primero, ambos entonces en el cenit de la gloria taurina. Esto propició la entrada de Joselito en los carteles de Madrid, antes vetado por las exigencias de los figurones. Al cabo de un año de no actuar en Madrid, las aguas volvieron a su cauce, desapareciendo al parecer dichas escrituras o contratos.

 


A lo largo de la historia se repitieron posturas encontradas. Joselito se presentó de improviso en una reunión de empresarios en un céntrico hotel de Madrid. Esta tenía como fin rebajar el cache suyo y el de Juan, con su mejor sonrisa advirtió. Voy a tomar un café, vuelvo en cinco minutos, el que no se haya ido cuando vuelva, ni yo ni Juan vamos a torear en sus plazas.

Antonio Ordoñez, se quedó fuera de Sevilla en la feria de 1965, porque Canorea no quiso pagarle lo mismo que al  Cordobés. En el año 1969. El mismo Cordobés junto con Palomo Linares se enfrentan a los empresarios de las plazas de primera al intentar que sus cachés variaran según la taquilla. La nueva etapa de José Tomás forma quizás una de las crisis más profundas a este respecto  por la peculiaridad de hacerse en solitario y durante tan largo periodo.

Queda claro a tenor de los ejemplos, que son solo una pequeña muestra,  la exigencia de las figuras de cada momento, pero la realidad es que la de mayor transcendencia por tratarse de La Maestranza, es la de las figuras del momento actual, estos han dejado la feria de Abril poniendo como condición para volver el cambio de titularidad de la empresa gestora, hecho insólito y desconocido para mí que haya ocurrido en alguna otra ocasión.

Tambien han sido vetadas por las figuras ganaderías, el caso de Miura, por Machaquito y Bombita etc. Pero la insistencia de los llamados G-5 en matar todo lo procedente de Domeqc y la reducción de festejos,  está causando un deterioro continuo en la cabaña brava, obligando a ganaderos a sacrificar sus reatas desapareciendo encastes legendários


El objeto, según las figuras, de todo esto, es salvar la fiesta. Yo no sé a que fiesta se refieren, será la que quieren ellos, esa descafeinada por la falta del toro, esa que ensalza el toreo modernista donde no se cruza ni se carga la suerte toreando en la oreja del toro, esa en la que ellos mismos y sus apoderados-empresarios confeccionan los carteles a principios de temporada denostando y cerrando las puertas a otros compañeros.



 

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