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jueves, 7 de junio de 2018

EN VISPERAS DEL FINAL, NO SE CURA EL MAL

06/06/2018. Madrid. Las Ventas. Rozando el lleno.



Toros de ALCURRUCÉN. Mansos en los dos primeros tercios, pero al final tomaban la muleta

ANTONIO FERRERA . Estocada desprendida y descabello. Dos avisos. Saludos . Dos pinchazos, bajonazo y cinco descabellos. Un aviso Silencio.
MIGUEL ÁNGEL PERERA . Metisaca en los blandos, estocada caída y seis descabellos. Un aviso. Silencio. Estocada y tres descabellos. Un aviso. Silencio.
GINÉS MARÍN. Pinchazo y estocada caída Una oreja. Pinchazo y estocada trasera. Palmas.



Una mansedumbre encubierta o un calentón de menos a mas, es difícil definir el comportamiento de los Nuñez de Alcurrucen. La realidad es que hubo toros que se dejaron en la muleta, 3º y 5º  y el resto salvo el 1º que desarrolló genio y embistió a arreones, también los hubo  2º y 4º que debieron tener otra lidia y el 6º, que se quedó crudo en varas, llego con embestida descompuesta y violenta.



Solo el jerezano Marín, tuvo premio. Una oreja más de las otorgadas en la pobre feria que hemos soportado, una más de cabeza de partido, muy lejos de la seriedad que necesita Madrid. Una faena ramplona, muy lejos de la verdad del toreo que brilló por su ausencia toda la tarde. En el que cerró plaza, se pagó el error del intento de lucir el toro en la distancia al caballo, tres violentos topetados y sendas huidas, dejaron el toro sin picar, que llegó a la muleta bronco y difícil de templar.
Ferrera se hundió en una pelea absurda con sus enemigos, descolocado, duditativo, se limitó a trapear en la cara sin encontrar remedio a las dificultades, dejándose ir el 4º que necesitaba un trato que el matador ha demostrado con creces en otras ocasiones y que al parecer se olvidó que estaba en Madrid, ante una afición que le reconoció en otras ocasiones.
Perera, se quedó en un intento con el que hizo 2º, una actuación breve muy  a disgusto del coleta que no entendió o no quiso saber nada de su oponente, se trabucó con los aceros. El quinto, que metía la cara y repetía, lo destrozó con un toreo desabrido, fuera de suerte y un perfileo en la oreja, un toreo de esos que atesora la modernidad y que gusta a los bullidores que lo jalean con pasión.

Hay que destacar, el maltrato  recibido por el encierro por parte de las cuadrillas, mal picados en general, solo se salvó Guillermo Marín y en banderillas fracasaron todos.

En el umbral del final de la feria, no ha pasado nada destacable. Los premios obtenidos, han sido más fruto de la benevolencia de un palco desastroso, que de los méritos de los actuantes.




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