Se aproxima la fecha del 30 de Agosto. Aquella horrible tarde y como cada año me llega el recuerdo de la pérdida de una torero con todas las letras.
José, formó parte de aquella segunda promoción de la Escuela de Madrid junto a Lucio Sandín y Julián Maestro. Aquellos niños que se vistieron de luces por primera vez el 3 de Noviembre de 1978 en Villanueva de Alcardete (Toledo).
Una terna de novilleros que se prodigó juntos en muchas ocasiones, que fuera de los ruedos también unieron sus vidas en el ocio y la amistad además de en el trabajo.
Estilos y un toreo distinto en cada caso, Lo intelectualidad y reposado de Lucio, el toreo de sentimiento de Julián y la visceralidad del Yiyo, configuraban una amalgama de estilos. Tal fue el interés que despertaron, que la temporada 78/79 les llevó a torear 74 becerradas entre España y Francia.
La popularidad que alcanzan llega a todas las partes de la geografía Taurina que les aplica el sobrenombre de LOS PRINCIPES DEL TOREO.
Con posterioridad, aparece en la misma Escuela de Madrid otra terna de novilleros de excelente condición. Joselito, El Bote y El Fundi.
Al igual que en el caso anterior, estos unen sus vidas profesionales, anunciándose el diversas plazas y cosechando grandes triunfos.
Sería muy largo enumerar casos sobresalientes en la Escuela de Madrid Marcial Lalanda. Desde finales de los 70 hasta los 90 se produce la expansión de la escuela y aparecen un gran número de novilleros que llegarán al codiciado titulo de matadores de toros.
Las denuncias que he venido publicando sobre el plantel novilleril actual, se basan en el conocimiento adquirido en aquellos años de esplendor, donde las promociones salidas de la escuela se formaban con novilleros distintos, con personalidad propia y conceptos particulares de su propio toreo y si bien las comparaciones son odiosas, no queda más remedio que hacerlas, cuando se pierden valores de algo tan sublime como es el toreo que fue y se está perdiendo.
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