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sábado, 6 de octubre de 2018

TARDE DE PITOS

Madrid.  Las Ventas. Cuarta corrida de Otoño, lleno.

 

Toros de ADOLFO MARTÍN y un sobrero del CONDE MAYALDE, lidiado en quinto lugar. Bien presentados, mansos y de escasa casta. 



ALEJANDRO TALAVANTE. Pinchazo y media trasera. Pitos. Dos pinchazos en los blandos y dos descabellos. Pitos.
ÁLVARO LORENZO . Estocada atravesada y nueve descabellos. Un aviso Pitos . Pinchazo, pinchazo hondo y ocho descabellos. Un aviso. Pitos 
LUIS DAVID ADAME . Bajonazo y estocada delantera Silencio. Tres pinchazos y nueve descabellos. Un aviso. Pitos.

También el ganadero titular, cosechó varias pitadas a sus toros en el arrastre, la corrida tuvo presencia, pero le falto lo primordial, casta. Tuvieron poca raza en las peleas con los jacos, a pesar de que dejándose pegar, algunos salieron muy dañados por largas varas y las picardías de los montados. Un desastre que dejó por los suelos un encaste tan importante como el del Marques de Albaserrada.

Pitos y mas pitos y eso que no estaba Benzemá. Tanta música de viento que no se libró ni D. Gonzalo. Se la ganó por el barullo del manejo de los pañuelos al devolver el inválido quinto, que saco el blanco y suenan la clarinada para cambiar el tercio con una vara, que la gente pita y saco el verde cuando el toro repite entrada por su cuenta o con ayuda y los pitos arrecian y el inválido al final a los dominios de Florito y el Usía perplejo por haberla liado.

Difícil, no se está quieto
Prima lo moderno


En un alarde de disposición, Talavante se fue a portagayola y ahí se acabo todo. Amortajó a sus dos toros que ya venían muertos en el caballo, trasteó sin distancias, paso atrás, trapeos y trallazos, practicó un baile siempre por detrás de la cara y fue un desastre con los aceros. Marchó de Madrid con una gran pitada.
El de Toledo que hizo un intento de torear, nos llevó al sitio que no nos gusta, fuera de la suerte, perfilero y hacia afuera, esa modernidad que no dice nada al aficionado. En el quinto, el de Mayalde, que a la postre fue el mejor del encierro, lo destruyó en varas, porque el bicho empujó, el animal quería y embestía pero con tan poca fuerza que salía de los muletazos de rodillas, para colmo Lorenzo se volvió a estrellar con los aceros y mas música de viento.
El mexicano, que obtuvo el éxito del silencio en su primero, nos volvió a meter en la modernidad y como fue breve en producir el óvito se le premió con un indiferente silencio. En el que cerró plaza, que plagió la faena anterior entre unos que se iban, otros que bostezaban, otros que hablaban de la caballada del próximo día, para no ser menos se embarulló con los aceros y se ganó a pulso otra pitada.

Un gran final
A destacar el susto por la voltereta que le dio a Trujillo el primero de la tarde. Desmonterarse a propio Trujillo en el cuarto y a Sergio Aguilar y a Alberto Zayas en el pareo del segundo.





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